Del cuerpo las manos son la mejor parte, pueden decir mil cosas sin decirlo, pueden caminar sobre ti sin hacerlo, con ellas te puedo trazar tantos deseos y te conocen mejor que mi memoria, que mis ojos.
Y cuando me tocas estoy en otro lado lejos de aquí, esperándote. ¿Te he dicho cuánto me gustan tus manos? Sí, te lo he dicho muchas veces; por cierto, tus dedos cabezoncitos me recuerdan a los de un geko ¿Los has visto?
Ahí va este poema que descubrí hace unos meses y me gustó (aunque pensándolo bien no sólo pido la mano).
HAPPY NEW YEAR
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
Cortázar
sábado, 9 de junio de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario